Científicos norteamericanos han logrado alcanzar la temperatura récord de 111 millones de grados centígrados, un paso clave hacia el dominio de la fusión nuclear, disparando al mismo tiempo 192 haces de luz con el láser más grande del mundo, la Instalación Nacional de Ignición (NIF, por sus siglas en inglés), ubicada en California.
Los científicos se han mostrado muy satisfechos por los resultados, que pueden llevarles al objetivo final, aún lejano, de controlar la fusión nuclear para conseguir una energía «ilimitada y limpia, sin emisiones de gases de efecto invernadero y una cantidad muy reducida de residuos».
El experimento se lleva a cabo en una gigantesca instalación científica del NIF situada en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. Del tamaño de un estadio, sólo es comparable con el Gran Acelerador de Hadrones (LHC) de Ginebra -que pronto comenzará a funcionar a gran intensidad- o con el propio reactor ITER.
Como en las estrellas
La fusión es la reacción que hace brillar al Sol y a las estrellas. Se produce en el corazón de éstas cuando, bajo la influencia de la gravedad, son sometidas a temperaturas muy altas (alrededor de 100 millones de grados).
El objetivo de los físicos es conseguirlo en laboratorio. De momento, están utilizando dos fórmulas: confinar la materia en forma de plasma en un campo magnético muy potente y durante mucho tiempo (el camino elegido por el futuro reactor ITER, en construcción en Cadarache, Francia), o llevar la presión muy alta y a altas temperaturas durante unas fracciones de segundos, como tratan de hacer los investigadores del NIF .
En este último caso, los científicos han disparado 192 haces de luz del gigantesco láser hacia una pequeña esfera del tamaño de un gisante, rellena de hidrógeno. El objetivo es crear en el interior de la esfera una pequeña explosión termonuclear, en la que ya se han alcanzado temperaturas superiores a los 100 millones de grados, como en el interior de una estrella. El calor producido da lugar a la fusión nuclear y, presumiblemente, a la obtención de una gran cantidad de energía.
Fuente: ABC
Los científicos se han mostrado muy satisfechos por los resultados, que pueden llevarles al objetivo final, aún lejano, de controlar la fusión nuclear para conseguir una energía «ilimitada y limpia, sin emisiones de gases de efecto invernadero y una cantidad muy reducida de residuos».
El experimento se lleva a cabo en una gigantesca instalación científica del NIF situada en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. Del tamaño de un estadio, sólo es comparable con el Gran Acelerador de Hadrones (LHC) de Ginebra -que pronto comenzará a funcionar a gran intensidad- o con el propio reactor ITER.
Como en las estrellas
La fusión es la reacción que hace brillar al Sol y a las estrellas. Se produce en el corazón de éstas cuando, bajo la influencia de la gravedad, son sometidas a temperaturas muy altas (alrededor de 100 millones de grados).
El objetivo de los físicos es conseguirlo en laboratorio. De momento, están utilizando dos fórmulas: confinar la materia en forma de plasma en un campo magnético muy potente y durante mucho tiempo (el camino elegido por el futuro reactor ITER, en construcción en Cadarache, Francia), o llevar la presión muy alta y a altas temperaturas durante unas fracciones de segundos, como tratan de hacer los investigadores del NIF .
En este último caso, los científicos han disparado 192 haces de luz del gigantesco láser hacia una pequeña esfera del tamaño de un gisante, rellena de hidrógeno. El objetivo es crear en el interior de la esfera una pequeña explosión termonuclear, en la que ya se han alcanzado temperaturas superiores a los 100 millones de grados, como en el interior de una estrella. El calor producido da lugar a la fusión nuclear y, presumiblemente, a la obtención de una gran cantidad de energía.
Fuente: ABC
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