Ni petardos ni vuvuzelas atronaban a mediodía las calles brasileñas. La 'seleção' acababa de decir adiós al sueño del hexacampeonato tras caer en los cuartos de final, como mínimo un peldaño por debajo de lo que se exige a un equipo acostumbrado al éxito.
Mientras los soldados de Dunga trataban de digerir la venganza 'oranje' en Port Elizabeth, decenas de miles de 'torcedores' deambulaban por las calles entre la rabia y el silencio, sin saber adónde ir en un día implícitamente festivo que todos habían planeado prolongar a base de cervezas y caipirinhas.
La mañana se presumía alegre. Robinho, a pase del contradictorio Felipe Melo, perforó la portería holandesa a los nueve minutos y desató la alegría de sus compatriotas a miles de kilómetros de distancia.
Pero el alboroto de la primera parte dejó paso a un inusual mutismo a medida que el partido fue tiñéndose de naranja. Los de Van Marwijk hicieron primero un gol, luego otro... y se acabó.
En el barrio de Ipanema, en Río de Janeiro, una joven no conseguía contener las lágrimas frente a la puerta de un McDonald's -aún cerrado, como casi todos los negocios- en busca de una jugosa hamburguesa que aliviara sus penas.
Contra Dunga
Unos metros más allá, en un 'barzinho', el camarero Edu lamentaba un fracaso que no dudaba en atribuir a la "arrogancia" y "prepotencia" del seleccionador: "Se pensaba que era mejor que cualquiera. Se merece la derrota".
No era el único carioca harto del estilo 'antibrasileño' exhibido en Sudáfrica. "El problema empezó con la convocatoria de jugadores 'matones'.
Menos mal que Dunga ya no será el entrenador", afirmaba Carmem, que prefirió sufrir el partido desde el sofá de su casa.
Abajo, la riada 'verde-amarela' que suele recorrer el paseo marítimo de Copacabana se había transformado en un desierto.
Hasta los vendedores de camisetas ponían cara de circunstancias. Se acabó el negocio para ellos: ¿quién quiere vestirse con los colores de la derrota?
'Ganaremos en 2014'
Sólo los más pequeños parecían ajenos a la 'crisis' nacional. "Brasil perdió, pero Botafogo es campeón", cantaba un niño recordando el éxito del club albinegro en el último torneo carioca.
Otros preferían refugiarse en las playas y recurrir al bronceado como consuelo hasta el próximo Mundial. "Bueno, ya ganaremos en casa en 2014", intentaba animarse João, un vendedor de la zona sur de Río.
Una situación similar se repetía en las calles de São Paulo, donde los aficionados aireaban su enfado mientras trataban de reanudar su vida normal más allá del fiasco mundialista, según informa Ricardo Westin.
"¡Dunga, hijo de puta! ¡La culpa es tuya!", gritaba un joven desde su coche.
Con Brasil eliminado, lo único seguro es que los 'torcedores' verán los duelos restantes con un deseo común: que no gane Argentina, su vecino y mayor enemigo futbolístico. Pero no hay unanimidad a la hora de elegir alternativa.
"Ahora estamos todos con Ghana", decía un peatón paulista. "Iría con Portugal si no lo hubiera eliminado España", confesaba un taxista carioca.
Carmem, que vivió más de una década en Madrid, zanjaba: "Yo lo tengo claro: ahora voy con la Furia. ¡Con la Roja!".
Fuente: ElMundo
Mientras los soldados de Dunga trataban de digerir la venganza 'oranje' en Port Elizabeth, decenas de miles de 'torcedores' deambulaban por las calles entre la rabia y el silencio, sin saber adónde ir en un día implícitamente festivo que todos habían planeado prolongar a base de cervezas y caipirinhas.
La mañana se presumía alegre. Robinho, a pase del contradictorio Felipe Melo, perforó la portería holandesa a los nueve minutos y desató la alegría de sus compatriotas a miles de kilómetros de distancia.
Pero el alboroto de la primera parte dejó paso a un inusual mutismo a medida que el partido fue tiñéndose de naranja. Los de Van Marwijk hicieron primero un gol, luego otro... y se acabó.
En el barrio de Ipanema, en Río de Janeiro, una joven no conseguía contener las lágrimas frente a la puerta de un McDonald's -aún cerrado, como casi todos los negocios- en busca de una jugosa hamburguesa que aliviara sus penas.
Contra Dunga
Unos metros más allá, en un 'barzinho', el camarero Edu lamentaba un fracaso que no dudaba en atribuir a la "arrogancia" y "prepotencia" del seleccionador: "Se pensaba que era mejor que cualquiera. Se merece la derrota".
No era el único carioca harto del estilo 'antibrasileño' exhibido en Sudáfrica. "El problema empezó con la convocatoria de jugadores 'matones'.
Menos mal que Dunga ya no será el entrenador", afirmaba Carmem, que prefirió sufrir el partido desde el sofá de su casa.
Abajo, la riada 'verde-amarela' que suele recorrer el paseo marítimo de Copacabana se había transformado en un desierto.
Hasta los vendedores de camisetas ponían cara de circunstancias. Se acabó el negocio para ellos: ¿quién quiere vestirse con los colores de la derrota?
'Ganaremos en 2014'
Sólo los más pequeños parecían ajenos a la 'crisis' nacional. "Brasil perdió, pero Botafogo es campeón", cantaba un niño recordando el éxito del club albinegro en el último torneo carioca.
Otros preferían refugiarse en las playas y recurrir al bronceado como consuelo hasta el próximo Mundial. "Bueno, ya ganaremos en casa en 2014", intentaba animarse João, un vendedor de la zona sur de Río.
Una situación similar se repetía en las calles de São Paulo, donde los aficionados aireaban su enfado mientras trataban de reanudar su vida normal más allá del fiasco mundialista, según informa Ricardo Westin.
"¡Dunga, hijo de puta! ¡La culpa es tuya!", gritaba un joven desde su coche.
Con Brasil eliminado, lo único seguro es que los 'torcedores' verán los duelos restantes con un deseo común: que no gane Argentina, su vecino y mayor enemigo futbolístico. Pero no hay unanimidad a la hora de elegir alternativa.
"Ahora estamos todos con Ghana", decía un peatón paulista. "Iría con Portugal si no lo hubiera eliminado España", confesaba un taxista carioca.
Carmem, que vivió más de una década en Madrid, zanjaba: "Yo lo tengo claro: ahora voy con la Furia. ¡Con la Roja!".
Fuente: ElMundo
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