Puede que determinados hábitos, considerados higiénicos en algunas sociedades occidentales obsesionadas con la limpieza, no sean tan saludables.
Cada vez cobra más fuerza la denominada hipótesis de la higiene, propuesta por el epidemiólogo David P. Strachan en 1989. Según esta, el menor número de infecciones en los primeros años de vida, el mayor uso de antibióticos y la extensión de la vacunación, predisponen a la alergia.
Ya desde el comienzo de la vida, el contacto con los microorganismos es clave. Así, los niños nacidos por cesárea tienen más riesgo de ser alérgicos que los nacidos por parto vaginal, al no estar expuestos a los gérmenes habituales del canal del parto.
"Los niños no necesitan un ambiente estéril", resume la jefa del servicio de Alergia del hospital Clínico San Carlos de Madrid, Consuelo Martínez Cócera.
Esta hipótesis está muy relacionada con la evolución del inmaduro sistema inmunológico del recién nacido. Durante el embarazo, un tipo de linfocitos llamados Th fetales favorecen la producción de inmunoglobulina E (IgE), el anticuerpo más involucrado en la alergia.
De esta forma, evitan el rechazo inmunológico que podría producir el feto en la madre. Es su contribución a una gestación satisfactoria.
A partir del nacimiento, esta respuesta puede evolucionar de dos formas diferentes. En la progresión natural hacia un sistema inmunológico adulto, una mayor frecuencia de infecciones promueve la producción de inmunoglobulina G (IgG), anticuerpo no implicado en mecanismos alérgicos.
Por el contrario, un menor número de infecciones perpetúa la respuesta inmunológica previa, la producción de IgE, y promueve el desarrollo de alergia.
Pero la hipótesis higiénica tiene sus detractores. Según explica Jeroen Douwes, de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda) en International Journal of Epidemiology, el asma ha empezado a bajar en los países occidentales pese a que "parece improbable" que esos países sean ahora menos limpios.
Al tiempo, el asma está aumentando mucho en países como Brasil, donde parece improbable que haya menos infecciones "que en países culturalmente similares como España y Portugal, donde la prevalencia de asma es menor".
Fuente: Publico
Cada vez cobra más fuerza la denominada hipótesis de la higiene, propuesta por el epidemiólogo David P. Strachan en 1989. Según esta, el menor número de infecciones en los primeros años de vida, el mayor uso de antibióticos y la extensión de la vacunación, predisponen a la alergia.
Ya desde el comienzo de la vida, el contacto con los microorganismos es clave. Así, los niños nacidos por cesárea tienen más riesgo de ser alérgicos que los nacidos por parto vaginal, al no estar expuestos a los gérmenes habituales del canal del parto.
"Los niños no necesitan un ambiente estéril", resume la jefa del servicio de Alergia del hospital Clínico San Carlos de Madrid, Consuelo Martínez Cócera.
Esta hipótesis está muy relacionada con la evolución del inmaduro sistema inmunológico del recién nacido. Durante el embarazo, un tipo de linfocitos llamados Th fetales favorecen la producción de inmunoglobulina E (IgE), el anticuerpo más involucrado en la alergia.
De esta forma, evitan el rechazo inmunológico que podría producir el feto en la madre. Es su contribución a una gestación satisfactoria.
A partir del nacimiento, esta respuesta puede evolucionar de dos formas diferentes. En la progresión natural hacia un sistema inmunológico adulto, una mayor frecuencia de infecciones promueve la producción de inmunoglobulina G (IgG), anticuerpo no implicado en mecanismos alérgicos.
Por el contrario, un menor número de infecciones perpetúa la respuesta inmunológica previa, la producción de IgE, y promueve el desarrollo de alergia.
Pero la hipótesis higiénica tiene sus detractores. Según explica Jeroen Douwes, de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda) en International Journal of Epidemiology, el asma ha empezado a bajar en los países occidentales pese a que "parece improbable" que esos países sean ahora menos limpios.
Al tiempo, el asma está aumentando mucho en países como Brasil, donde parece improbable que haya menos infecciones "que en países culturalmente similares como España y Portugal, donde la prevalencia de asma es menor".
Fuente: Publico
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